El desenlace
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El desenlace

El desenlace

 

Después de más de dos años de estar ocultos en la Casa de Atrás, la familia Frank, la familia van Pels y Fritz Pfeffer son descubiertos. Hasta la fecha, se desconoce quién o quiénes les delataron.

El momento más oscuro

La mañana del viernes 4 de agosto de 1944 transcurría con normalidad y, como cada día, Miep Gies había acudido por la lista de compras. A mediodía, los protectores trabajaban en la empresa cuando de pronto, Miep fue sorprendida por un hombre vestido en ropas de civil que le apuntaba con un revólver desde la puerta. El hombre entró en el edificio, se dirigió a la oficina trasera y exigió a Johannes Kleiman que lo acompañara.

Regresó poco después y utilizó el teléfono de Bep Voskuijl para pedir que un vehículo acudiera al lugar. Expresó palabras ofensivas hacia Miep por ayudar a judíos y se encaminó al escondite.

Miep estaba en shock: no supo cuanto tiempo pasó cuando, de pronto, escuchó los pasos de sus amigos en la escalera, caminando hacia la salida.

Los escondidos, junto con Victor Kugler y Johannes Kleiman, sus protectores, fueron trasladados a una comisaría.
Cuatro días más tarde, fueron trasladados a campos de detención: los Frank, los van Pels y Fritz Pfeffer a Westerbork, mientras que Kugler y Kleiman, a Amersfoort.

El destino de los escondidos

En Westerbork, hombres y mujeres son separados. A todos les son asignadas tareas que cumplir.
El 2 de septiembre, una lista con los nombres de los ocho escondidos indica que partirán al día siguiente hacia un campo de concentración. El campo al que los dirigen en un tren de carga de ganado, junto con, al menos mil judíos más, es Auschwitz.

A partir de ese momento, sus destinos encuentran diferentes caminos.
Hermann van Pels poco tiempo después de su llegada a Auschwitz, se lesiona el dedo pulgar. Debido a que cualquier prisionero que no se encuentre en condiciones de trabajar, es enviado a las cámaras de gas, Hermann es el primero de los ocho escondidos en morir.

Fritz Pfeffer, es trasladado al campo de concentración de Neuengamme en octubre de 1944, donde la explotación de los prisioneros es aún más severa que en Auschwitz, y muere un par de meses después.
Edith Frank, la única de las mujeres que permanece en Auschwitz, va perdiendo poco a poco toda fuerza, muere de inanición el 6 de enero de 1945.

Ana y Margot Frank, a finales de octubre de 1944, los nazis deciden regresar a Alemania a las prisioneras aptas para trabajar. Ana y Margot son seleccionadas, junto con Auguste van Pels, debiendo enfrentar nuevamente un arduo trayecto en tren de tres días. Las hermanas pasan los días en las atestadas barracas, plagadas de bichos. Hacia finales de febrero de 1945, Ana y Margot contraen tifoidea. Permanecen juntas en el mismo barracón sobre una cama de piedra. Margot es la primera en fallecer: Ana pierde la vida unos días después. Sus cuerpos son arrojados a la fosa común, junto con cientos más.

El 15 de abril de 1945, tan solo unas semanas después de la muerte de Ana y Margot Frank, el ejército británico logra liberar el campo de Bergen-Belsen.

Auguste van Pels, tras pasar algunos meses en Bergen-Belsen, es nuevamente trasladada a otro lugar: en esta ocasión, a un anexo del campo de concentración de Buchenwald.
Se sabe que, semanas más tarde, es llevada a Theresienstadt, falleciendo en abril de 1945. Las circunstancias de su muerte se desconocen.

Peter van Pels, habiendo permanecido junto a Otto Frank en Auschwitz, Peter es testigo del intento de los nazis de borrar los terribles crímenes que ahí han cometido, ante la inminente llegada del ejército ruso a inicios de 1945.
Los nazis huyen, llevando consigo a cuantos presos aptos para el trabajo les sea posible.Así, se llevan a Peter, trasladándolo al campo de Mauthausen, donde lo obligan a trabajar en las canteras. Sin condiciones mejores a las que tenía en Auschwitz, Peter enferma y muere el 05 de mayo de 1945: el mismo día en que Países Bajos consigue librarse de la invasión alemana.

Otto Frank, al darse la huida de los nazis, Otto, que había enfermado, se encontraba en el hospital del campo de concentración, por lo que no es llevado con las fuerzas alemanas. Auschwitz es liberado por los soviéticos el 27 de enero de 1945: del millón trescientos mil personas que fueron deportadas ahí, solo encontraron vivas a 7,650. Una de ellas, era Otto Frank.

Enfermo, desnutrido y agotado, Otto enfrentó un viaje de meses de duración para volver a Ámsterdam después del fin de la guerra. En medio de la miseria que atravesaba Holanda, Otto se alojó con Miep y Jan Gies.
En el trayecto a Ámsterdam, Otto supo que Edith había fallecido en Auschwitz. Sobre sus hijas aún no había conseguido información y acariciaba la esperanza de que volvieran, por lo que investigaba y enviaba cartas entre los sobrevivientes tanto como le era posible.